Son muchos los que asisten, estudian y predican regularmente las escrituras. También son muchos los que creen vivir en concordancia con ellas bajo la forma simple de la citación continua de algún precepto que apruebe o desapruebe las conductas DE LOS DEMÁS. Sin embargo, hasta qué punto ELLOS VIVEN LO QUE PREDICAN.
Para Bloom, las operaciones mentales pueden clasificarse en niveles de complejidad creciente. El desempeño en cada nivel depende del dominio en el nivel o los niveles precedentes. Por ejemplo, la memorización de hechos, si bien es una cualidad importante, no es comparable a la capacidad de analizar o de evaluar contenidos… o de vivirlos!!!
Esto es válidamente aplicable al estudio de la fe, porque muchos aparentan ser altruistas y bondadosos sólo para mostrarse ante los demás...
Entonces, cómo vivir verdaderamente la fe sí está distorsionada por el egoísmo, el egocentrismo y la egolatría?. Cómo vivir el precepto fundamental de “amar al prójimo como a mí mismo”?
Pues la mejor forma de comenzar es desprenderse de los egos… que “hablan” por nosotros.
Cómo?
Empiece por dejar de ser egoísta.
No se trata de ser Gandhi, la Madre Teresa, o el Papa. No es necesario que hagamos esfuerzos grandilocuentes. Comience por lo pequeño… Cuando esté enfrente de una pizza para 4 personas, no se coma ud. la mitad porque “Ud. tiene hambre”. Piense en los demás y “Amelos como a usted mismo”. Dé más de sí mismo y pida menos a cambio. Recuerde que el más alto culto que puede rendírsele a Dios es servir a la humanidad, y el mejor comienzo en empezar por la casa, compartiendo.
Recuerde: La persona egoísta está centrada en sí misma y quiere todo para ella, utilizando a los otros en su propio beneficio.
Otra práctica que debe dejar a un lado es ser egocéntrico.
Nos ofendemos cuando alguien nos ridiculiza, pero normalmente nos creemos superiores a los demás y que estos deben hacer lo que nosotros decimos, usar lo que usamos, comprar lo que compramos, viajar a donde viajamos…
Llegamos incluso a creer que la persona que nos ama, puede y tiene que satisfacer nuestras aspiraciones y necesidades, incluso si para ello tiene que adivinarlas.
El egocéntrico atiende desmedidamente sus propios intereses antes que ocuparse de terceros, si es que lo hace.
No pretenda que la gente, cercana o no, esté pendiente de usted. Cada quien tiene su vida y en usted, es en lo último que piensan, porque probablemente ellos también están pensando en sí mismos…
Así que deje a un lado las teorías de la conspiración que le llevan a suponer que los demás viven su vida pendientes de usted, que piensan, deciden y hacen su vida para gustarle o por el contrario, contrariarle y causarle algún prejuicio.
Deje esas historias para las novelas y recuerde que usted no es el centro del universo, así que cuando le comenten alguna anécdota, situación o problema, propio o ajeno, escuche sin pensar ¿qué se traerá entre manos? y sobre todo evite decirle YO creo, hago, pienso,… Escuche y no se centre en sí mismo; así, cuando profese su fe, podrá predicar viviendo lo que dice. No sea fariseo.
Recuerde: Una sana relación se establece sobre la base de apertura al otro y la reciprocidad, el respeto y la generosidad mutua.
Por último, no sea ególatra.
Ud. no es infalible, así que no sea hipercrítico.
No crea que tiene siempre la razón.
No sea sentencioso juzgando a los demás.
Generalmente los ególatras no aceptan estar equivocados y sus opiniones e intereses son lo más importante en SU vida por lo que todos los seres que le rodean, deben supeditarse a ellos; así que no suponga ni por un instante, que su pareja, hijos y entornos íntimos deben subyugar sus proyectos de vida a Ud.
Tampoco les atribuya, las consecuencias de las decisiones que USTED toma. Los demás no tienen la culpa de sus desaciertos.
Recuerde: Si es el responsable por sus aciertos, también lo es por sus errores, así que analice detalladamente sus decisiones y asuma responsablemente las consecuencias de las mismas.
VIVIR VERDADERAMENTE LA FE es "hacer" y no "decir", es pensar en los demás, quizás no más, pero si tanto como en nosotros. Es dejar de ser YO y ser un NOSOTROS y sobre todo es hacerlo TODOS los días, con TODOS los que nos rodean, no sólo cuando vamos a la celebración o con los que nos caen bien.
Autor: Mirian Velazco
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